jueves, 21 de enero de 2010

Juan Francisco Yáñez (el autor)

Hace ya un resto de años que aterricé en este maravilloso planeta, al que me gusta mucho cuidar, amar y hacer porque los demás lo apapachen y admiren también.
La Ciudad de México es la que me acogió en tal particular evento que a veces celebro y a veces no, sobre todo cuando los cuento.

Apenas y terminé la preparatoria, y con mucho esfuerzo, en el Centro de Educación Artística "Luis Spota", es una prepa del INBA en la que me divertí horrores y me enamoré un par de veces. Extraño mucho a tantos amigos y a tantas admiradas de aquella época en la que, por cierto, nuestra generación se vio alertada por el sismo del '85.

Mi inicio en las letras fue desde muy pequeño, cuando le escribí un poema de amor a la niña de la primaria que me volvió loco, y de allí no paré, cada niña que se atrevía a robarme un suspiro, por pequeño que fuera, era motivo suficiente para que yo le escribiera un doloroso y apasionado texto.
Conforme he ido creciendo (y he crecido mucho, mido 1.90) eso de escribir poesía a las mujeres que me apasionan se volvió algo más serio, porque el amor también exige seriedad, así, cada vez que escribo es como sangrar. Así escribí "La sonrisa secreta" con el pulso a tope por el amor que desbordaba por alguien que seguirá siendo un secreto.

Debo decir ahora que la poesía ya no surge más de mí, no sé cuando se perdió, a dónde se fue... me parece que aquella vez que alguna de ellas se rio de mi hasta el hartazgo me apagó las ganas de volver a escribir algo así.

Escribir rebasa la categoría de oficio, opaca por mucho la intención de ser sólo una afición, es la mejor forma que encontré para estar de acuerdo conmigo, es una terapia, es un desahogo, es comunicación y, ahora, cuando alguien se merece mi admiración, le escribo un cuento.

Ahora, lo que más escribo es teatro, cuento y novela, en ese orden. Es que soy actor, y un día quise escribir mis propias historias para que se convirtieran en espectáculos fascinantes y fundé Teatruras S.C., la compañía de teatro formativo número uno del país, (http://www.teatruras.com.mx/). Como ya lo platiqué, los cuentos son ahora lo que he adoptado como medio perfecto para decirle a alguien, mujer, hombre, perro o quimera, cuánto le admiro. He escrito muchos de ellos.

Algo que también me fascina escribir son mis sueños, cada vez que mi descanso se ve alterado por algún sueño que me afecta el ánimo, ya sea por que es muy bonito, feo, halagador, de buen o mal augurio, lo escribo esa misma mañana, así tengo una pequeña colección de sueños.

Tocando el tema de los sueños, pero ahora de otra categoría, me considero un tipo absolutamente soñador, eso es lo que me da vida, me llena de motivación, es mi estado natural. Mi cantante favorito, Miguel Ríos, dice en una de sus canciones: "No sé si exista algo peor que malvivir sin un sueño, algo que te pueda impedir beber tu propio veneno".

Un día me enseñaron a soñar y a creer con todo el corazón que, con la fe necesaria cualquier sueño se verá realizado muy pronto y sí, lo he atestiguado y vivido en carne propia que eso es más que  una verdad.

En el rollo del teatro también me involucré muy chavito, a los nueve años, durante una campaña presidencial, imitaba a Mike Jagger de los Rolling Stones, era una estrella y tenía fans por toda mi colonia. Un día mis hermanos mayores me llevaron a ver una obra de teatro llamada "El diluvio que viene", el flechazo fue inmediato y decidí ser actor por el resto de mi vida. He trabajado con grandes del espectáculo, algunas telenovelas, cine, etc., pero lo que más hago es teatro. Lo sigo haciendo y cuando deje este planeta para ir al otro (espero que falte mucho, tengo muchos planes) y alguien pregunte de qué he muerto, la respuesta correcta será "dejó el teatro"...

1 comentario:

  1. Ante una petición tan concreta y tan amable, espero sea ésta una respuesta pronta y atinada: es un gusto recorrer las diversas realidades en que has estado existiendo y en ese recorrido vivir las mías propias. Gracias por compartir tu sonrisa secreta.
    Un abrazo... y ya entendí, es Politzanía.

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